La histeria interminable/ San3, Galería Iguapop Barcelona hasta el 12 de diciembre
Tendencias/talentos/Roberta Bosco/El País 2 de noviembre 09/"Grafitero al óleo" /El artista San ironiza sobre el arte urbano y el mercado
La gigantesca tela representa un grupo de curiosos personajes que parecen flotar en un magma rojo como las llamas del infierno. Está el sabio con libros en lugar de orejas, el hombre con traje de edificio y una escalera en la cabeza, el que tiene una caja registradora como tocado y el que está enchufado a un aparato para inflar globos. "Todos son artistas...diferentes tipos de artistas, explica con sorna San (Cáceres, 1980), el autor de este extraño Retrato de familia, interrumpiendo los preparativos de La histeria interminable, su primera exposición en la galería Iguapop de Barcelona. La muestra, abierta desde el jueves hasta el 12 de diciembre, reúne una veintena de obras que abordan, desde una pespectiva crítica e irónica a la vez, la relación entre arte urbano y el mercado.
Aunque se dio a conocer como graffitero y sigue realizando intervenciones públicas, a San (www.eseaene.com) no le va "aquello de utilizar la etiqueta de graffitero gamberrete para vender". "La calle y la galería requieren lenguajes diferentes. En esta muestra convierto en autocrítica la crítica social que caracteriza toda mi obra. En vez de protegerme, prefiero atacarme". afirma el artista, que exhibe una veintena de pinturas acrílicas sobre tela y un gran dibujo, Sagrada procesión, concebido como un "escenario de tránsito", donde recorre toda su trayectoria artística. En las telas , como en las paredes, su trazo característico y sus formas minuciosas y detallistas, entre surrealistas y oníricas, resultan bien reconocibles y lo confirman como un artista cada vez más maduro y consciente. Las galerías se lo disputan y, tras exponer en San Francisco y Los Angeles, acaba de clausurar en Londres una mono gráfica sobre el tema de Pigmalión.
Esta intensa actividad no le impide seguir haciendo intervenciones en espacios públicos. Hace años que abandonó los sprays y usa pinturas acrílicas y pinceles también en sus murales, que cubren paredes y vallas de las principales metrópolis. "Me gusta que la gente se acerque a verlos, es una forma de ir en contra de las leyes gráficas de la publicidad y también del graffiti más ortodoxo: formas simples, grandes dimensiones y mensaje directo. Yo hago todo lo contrario", asegura. Recientemente pintó una valla publicitaria del centro de París con un grupo de figuras humanas desnudas: "Necesitaba hacer algo totalmente despojado de símbolos. Estaba cargando mis imágenes con demasiada información".
La gigantesca tela representa un grupo de curiosos personajes que parecen flotar en un magma rojo como las llamas del infierno. Está el sabio con libros en lugar de orejas, el hombre con traje de edificio y una escalera en la cabeza, el que tiene una caja registradora como tocado y el que está enchufado a un aparato para inflar globos. "Todos son artistas...diferentes tipos de artistas, explica con sorna San (Cáceres, 1980), el autor de este extraño Retrato de familia, interrumpiendo los preparativos de La histeria interminable, su primera exposición en la galería Iguapop de Barcelona. La muestra, abierta desde el jueves hasta el 12 de diciembre, reúne una veintena de obras que abordan, desde una pespectiva crítica e irónica a la vez, la relación entre arte urbano y el mercado.
Aunque se dio a conocer como graffitero y sigue realizando intervenciones públicas, a San (www.eseaene.com) no le va "aquello de utilizar la etiqueta de graffitero gamberrete para vender". "La calle y la galería requieren lenguajes diferentes. En esta muestra convierto en autocrítica la crítica social que caracteriza toda mi obra. En vez de protegerme, prefiero atacarme". afirma el artista, que exhibe una veintena de pinturas acrílicas sobre tela y un gran dibujo, Sagrada procesión, concebido como un "escenario de tránsito", donde recorre toda su trayectoria artística. En las telas , como en las paredes, su trazo característico y sus formas minuciosas y detallistas, entre surrealistas y oníricas, resultan bien reconocibles y lo confirman como un artista cada vez más maduro y consciente. Las galerías se lo disputan y, tras exponer en San Francisco y Los Angeles, acaba de clausurar en Londres una mono gráfica sobre el tema de Pigmalión.
Esta intensa actividad no le impide seguir haciendo intervenciones en espacios públicos. Hace años que abandonó los sprays y usa pinturas acrílicas y pinceles también en sus murales, que cubren paredes y vallas de las principales metrópolis. "Me gusta que la gente se acerque a verlos, es una forma de ir en contra de las leyes gráficas de la publicidad y también del graffiti más ortodoxo: formas simples, grandes dimensiones y mensaje directo. Yo hago todo lo contrario", asegura. Recientemente pintó una valla publicitaria del centro de París con un grupo de figuras humanas desnudas: "Necesitaba hacer algo totalmente despojado de símbolos. Estaba cargando mis imágenes con demasiada información".
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dimarts, 6 d’octubre del 2009
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